El contexto urbano -el barrio Gótico- es denso, pero la parcela tiene una fachada a una plaza y otra a un patio de manzana. Esta condición se convierte en el punto de partida del proyecto: el trabajo del vacío y del lleno; el contacto con las medianeras vecinas; la aparición de miradas cruzadas antes inexistentes.
Tal y como haría Matta Clark, mediante el vaciado preciso de la construcción existente, se intentan desvelar nuevas relaciones espaciales entre aquello que es nuevo y aquello que es antiguo, entre la domesticidad del patio de manzana y el ajetreo de la calle.
El concurso planteaba la reutilización de una infraestructura urbana -un edificio de aparcamientos- para convertirla en un edificio de 28 viviendas dotacionales y locales para la comunidad.
Un gran pasillo suficientemente espacioso y agradable como para convertirse en un espacio de relación entre los vecinos, se encarga de articular la planta tipo y proporcionar acceso a todas las viviendas con un solo núcleo de escaleras y ascensores.
La resolución del programa funcional con una sola tipología de vivienda está pensada para ofrecer una buena ventilación e iluminación naturales, y posibilitar la prefabricación de sus componentes.
Se propone una intervención mínima de la estructura existente, con el fin de lograr un punto de equilibrio entre la necesidad de agilizar y economizar el proceso constructivo y la necesidad de ofrecer una arquitectura basada en el confort y la calidad de sus espacios.