El proyecto se encuentra en una parcela triangular en esquina, ubicada en el límite entre el casco antiguo y el barrio del Faro de Palamós. Por este motivo, el proyecto trata de resolver una esquina que actúa como bisagra entre dos mundos: por un lado, las calles estrechas de colores terrosos del casco antiguo; por otro lado, el ambiente portuario y marítimo del barrio del Faro.
El programa funcional consta de aparcamiento, ubicado en la planta baja, y cinco viviendas, distribuidas de manera que hay dos viviendas por rellano y una vivienda en la planta bajo cubierta. La normativa urbanística era muy específica, por lo que la composición de las aberturas de la fachada debía basarse en ejes y proporciones verticales, y los colores de los paramentos exteriores debían ser terrosos u ocres.
El proyecto no nace de una idea preconcebida, ni busca una unidad conceptual, sino que surge de un diálogo con lo que lo condiciona. La forma y el orden surgen de la realidad inmanente del lugar; del diálogo entre la arquitectura tradicional del lugar y las formas modernas; entre el mundo del mar y las calles estrechas del pueblo; entre la cotidianidad de la vida de los futuros habitantes y la inmensidad del horizonte del mar, presente en un segundo plano.
La sencillez propia de la arquitectura popular también se refleja en los materiales y las soluciones constructivas elegidas: fachadas revestidas de mortero, pavimentos de baldosas cerámicas, escaleras de granito, interiores revestidos con pintura blanca, barandillas de barrotes y persianas enrollables.
Exceptuando la estructura, la construcción se ha realizado mayoritariamente en seco y con elementos semiprefabricados, con el fin de reducir la huella de carbono del edificio, reducir los costos de la obra y optimizar los metros cuadrados de superficie útil.
Además, el edificio incorpora diferentes sistemas de climatización pasivos y activos, de modo que el consumo de energía final es de solo 15,1 kWh/m² año (Calificación energética “A”). Esto es posible gracias a la incorporación de 15 cm de lana mineral en todo el envolvente del edificio, a la instalación de protecciones solares motorizadas, a la posibilidad de tener ventilación cruzada en todas las viviendas, y, por último, a la producción de agua caliente mediante bombas de calor de alto rendimiento (aerotermia).